Este segundo
número de la revista Post-Plan aborda la cuestión del “Código de
Ordenamiento Urbano (COU) del Municipio de Luján”. La búsqueda de regular mejor el desarrollo urbano demanda una nueva
generación de instrumentos urbanísticos que lleven a ciudades más justas,
ambientalmente sustentables y económicamente prósperas. Todos conocemos la
ciudad donde vivimos. Conocemos sus esquinas, su gente y sus problemas. Todos
alguna vez nos pusimos a pensar en soluciones posibles a sus problemas, quizás
cuando nos juntamos con amigos en un bar a “arreglar el mundo” o cuando
convocados a trabajar profesionalmente a favor de la ciudad reflexionamos sobre
su mejor funcionamiento. Los vecinos de Luján se interesan particularmente por
su ciudad, sus problemas diarios y su estética, tanto aún más que cualquier
ciudadano. Las múltiples organizaciones sociales que trabajan en la ciudad de
Luján y sus diversas localidades, desde los Bomberos Voluntarios y su
prestigioso trabajo en situación de emergencia, hasta organizaciones diversas
de inundados, cooperativistas, sindicatos de trabajadores, asociaciones de
fomento vecinal y grupos empresarios de diversa índole, tienen ideas muy
concretas respecto a la ciudad que quieren, en función de las necesidades e
intereses de sus representados. Pero conformar una visión integral y
multisectoral de lo deseable para el conjunto de los ciudadanos de Luján no es tarea
fácil. Implica el desafío de invertir tiempo, esfuerzos y sobre todo paciencia,
en escuchar a todos, y elaborar una síntesis de las acciones de planeamiento y
ordenamiento territorial que medianamente responda al “bien común” en el marco
de las leyes y normas establecidas del asentamiento humano respetuoso del
ambiente natural.
Aunque la importancia de la participación pública en
procesos de planeamiento territorial es ya reconocido universalmente, todavía
pueden oírse las voces escépticas que confunden ejercicios participativos con
demagogia política. Tales voces prefieren el “saber técnico” imponiendo
soluciones “científicas”, ignorando que toda ciencia para responder
integralmente a las necesidades de una comunidad determinada, necesita ante nada
escucharla y sobre todo entender las causas profundas de sus problemas. Sin
embargo, pocos funcionarios alguna vez han puesto energía en tratar de, escuchar
las soluciones que otros tienen, vecinos o visitantes, para nuestra ciudad,
muchas veces realmente innovadoras y superadoras del saber “técnico” reconocido.
Generalmente, existen pocas oportunidades para exponer los problemas de los
vecinos tratados en forma integral y con una visión estratégica, como así también
escasean personas interesadas en dar respuesta a soluciones anónimas surgidas
del fragor de la discusión pública. Es
que los problemas urbanos, las viviendas inadecuadas, la congestión del
tránsito o la polución del aire y el agua por grandes fábricas, suelen
percibirse por quienes los padecen como cuestiones inamovibles, y de tan largo
plazo que es imposible minimizarlos, cuando no, eliminarlos por completo.
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